top of page
Search

He visto demasiadas comedias que me endiablan

Me encanta reírme y además soy una romántica; no obstante, la vasta mayoría de las comedias, los romances y las películas “feel good” me suben la presión.


La presión


Hoy, mientras fregaba la montaña de platos del día y barría mi nidito, tenía puesta de fondo una comedia romántica en la cual un joven recién dejado de su relación de ocho años, despedido del trabajo y viviendo con sus padres, intenta recoger los cantos de su vida con la ayuda de su pana machista™ y los videos de un gurú *tostao que hace videos en youtube sobre cómo convertirte en alguien que las mujeres deseen (como si las mujeres fuésemos una masa de clones con los mismos intereses)™.


Mi abuela siempre decía que los buenos amigos se pueden contar con los dedos de una mano y que, por lo general, nos sobran dedos. Pues, lo mismo pasa con los guiones que representan con realismo, gracia y dignidad a las mujeres de carne y hueso. Sobran. Dedos.


En la película que pude terminar a fuerza del botón de skip de Netflix, vemos un montaje del protagonista tropezando de una cita fallida a la próxima en la turbulenta era de las apps. Su frustración de no poder *chichar es una que conozco desde el otro lado y, por lo tanto, no me provocó la risa que los guionistas, supongo, se proponían que me diera.


Ja. Que risa. Ja.


Le di pausa, endiablada ante otra buena trama echada a la basura por el machismo, e hice una breve búsqueda de pelis en las que pudiésemos ver a una mujer pasando por esta situación.


Pero buscar películas de esta índole que estén escritas pensando en las mujeres no es menos frustrante, incluso cuando sus personajes principales son mujeres y, en muchos casos, incluso cuando hay mujeres en los equipos creativos; el machismo contamina nuestras ideas sobre qué debemos de querer. Por razones que aún no entiendo, parece como si las casas productoras se hubiesen puesto de acuerdo en que lo que las mujeres queremos verdaderamente es: 1) un hombre con mucho dinero, 2) un hombre que vista siguiendo las modas de los modelos, 3) casarnos cuanto antes a toda costa, 4) tener muchos hijos, 5) estar lo más flacas posible. Sobran dedos.


Se pueden contar con los dedos de una mano



Luego de muy seriamente considerar venderlo todo e irme al pico más alto de una montaña a vivir la vida del Grinch (con un perro, lejos de la estupidez), me puse a pensar: ¿cuáles son los personajes del mundo de las citas que hacen que tantas mujeres heterosexuales nos den ganas de romper cosas con un bate de pelota, correr por la calle pateando *zafacones, y treparnos a la azotea más alta de la ciudad a gritar “DEJEN DE PERDER MI TIEMPO, CHORRO DE PUERCOS”?


La vida del Grinch


Es cierto que a algunos de estos personajes los vemos en las películas representados como red flags con patas, pero también es cierto que a muchos también los vemos como protagonistas románticos.


No somos una masa homogénea — varían las ambiciones, los gustos y las descripciones de pareja ideal de cada quien. Pero hay un ámbito en el que parece haber bastante territorio en común: las pesadillas de Tinder. Cada mujer que conozco tiene al menos una historia de horror que acaba transformándose en chiste interno entre amigas para sobrevivir la *uatdefokería, y rara la vez se parece a lo que todavía, en el siglo XXI, dicen tantas películas sobre nosotras.


Aquí una lista de las pesadillas que aparecerían en aquel montaje de citas fallidas™, si esa peli hubiese estado escrita por las mujeres en mi vida:


  • El profesor. Se ve mucho en los círculos de artistas e intelectuales. Este se sienta a la mesa contigo con miras a educarte; te manda música y te pone películas, pero no porque le encante compartir estas cosas contigo, sino porque él entiende que es la policía del buen gusto y ha venido al rescate de tu [pobre] gusto en cultura popular. Suele tener algo negativo que decir de todo lo que escuchas y de tu lista de Netflix.

  • El incapaz de tener amigas mujeres. Y que, de paso, tiene muchas “amigas”. Este es el que a todas las mujeres en su vida les llama “amiga” y a todas se las quiere tirar. No tiene la capacidad de ver a las mujeres como amistades, sino como un waitlist de personas con quienes (según su criterio) podría meterse en caso de que su actual situación romántica se vaya a pique.

  • El desinformado del poliamor y las relaciones abiertas. Este tiene un portafolio de pseudo-ciencia que utiliza para “probar” que la monogamia no existe en la naturaleza. (Falso, por cierto; así de memoria, los castores, los pingüinos, los lobos, los cardenales y los cisnes son monógamos. Hay bastantes más especies que lo son, incluyendo algunos primates, pero esas son mis favoritas.) Esta persona no practica el poliamor, sino el poli-consumo de cuerpos, además del arte de los monólogos derrite-cerebros. Siéntese, señor.


Siga los rótulos y disponga del bullshit


  • El Dr. Jekyll. Practicante de la antigua técnica de cortejar hasta conquistar, para, una vez que ya se siente que tú lo quieres (o, mejor dicho, que quieres a la versión de sí mismo que te ha dejado ver), dejar salir a la superficie al Mr. Hyde — el conjunto de todas sus características tóxicas. Este hombre no solo es un manipulador, es un fósil. Los fósiles se entregan a la ciencia, no te los llevas a tu casa.

  • El de mamá. Idolatra a su madre por “todo lo que ella ha sufrido por su familia”. El modelaje que ha tenido en casa es que la mujer que “mejor” lo quiere se sacrifica una y otra vez por él. La expectativa contigo será la misma y, de paso, su madre (tu suegra) siempre será la mujer de su vida.

  • El que te quiere impresionar con su dinero. Recuerdo que una vez estaba conociendo a alguien que me preguntó cuáles eran las cosas que más me importaban en la vida. Me fui *patabajo hablando del arte, de ver mundo, de las personas fascinantes, de cultivar amistades profundas para toda la vida… Cuando le devolví la pregunta, él me contestó “Yo quiero un yate” con cara de que eso me debía de impresionar. Existe una trágica tradición en nuestra sociedad en la que a las mujeres nos enseñan a buscar hombres que nos mantengan y de que a los hombres les enseñen que su característica más atractiva es su ingreso. Si cabe alguna duda de dónde caigo yo en esta desgarradora realidad, aclaro que no hubo segunda cita y que pagué yo.


Despiértenme cuando se acabe la superficialidad


  • El de las exes “locas”. Corre, no camines: estás ante un gaslighter de libro de texto. Hay tantas formas de decir “no funcionó” como hay políticos corruptos: “no éramos compatibles”, “ella quería unas cosas y yo quería otras”, “teníamos personalidades y necesidades muy incompatibles y acabamos haciéndonos muy infelices”. De hecho, las personas que conozco que han salido de relaciones tóxicas y les preguntan por sus exes, dicen cosas como “ella tenía unas tendencias que me alarmaban y en verdad me hacían mucho daño”, o “yo me empecé a dar cuenta de unas dinámicas malsanas que habían en la relación”. Si el tipo con quien estás compartiendo mesa se tira el manoseadísimo “ella era una loca”, no tiene vocabulario emocional básico.

  • El Christian Grey. Un hombre adinerado, bien vestido, controlador, prepotente y con un complejo de dios, que busca mujeres en situaciones de vulnerabilidad, muchas veces con la autoestima lacerada, para convertirlas en sus proyectos personales. Te prometo que te puede gustar el sado sin enredarte con uno de estos payasos; esta persona busca dominar fuera de los confines de la alcoba y jura que es un partidazo por ser así.


No, loco.


  • El Cristóbal Colón. Otro Cris tóxico. Habemos latinxs/hispanxs en todas partes del mundo y, por diferentes razones, gringos y europeos viviendo en nuestros países natales. Por esto, todxs tenemos amistades que se han enredado con gringos, ingleses, suecos, franceses, alemanes, incluso con latinoamericanos de la diáspora que se han criado en las costumbres de los países a los que sus familias emigraron. No es cierto que todas las veces que esto pasa, nuestrxs amigxs se han necesariamente enamorado de un colonizador. No obstante, vela las siguientes características: no hay intención real de aprender tu idioma; tiene poco interés en tu cultura, más allá de un nivel hiper-superficial; tu cultura pasa a un segundo plano, ya que la expectativa es que tú te transformes lo más posible en la de él; hay cero interés en conocer tu historia y mucho menos sensibilidad por la realidad de tu país en el presente; se comporta como si su cultura fuese más importante y avanzada que la tuya. Adiós, Señor Colon. Sí, sin acento.

  • El comediante. Sus chistes son machistas, homófobos, racistas, tránsfobos, clasistas, xenófobos — todos los -istas y -ófobos responsables de la violencia en la humanidad. No dan risa, pero este tipo jura que la parte. Más aún, si no te ríes, te va salir con el irresistiblemente irónico "¿Qué? Es un chiste, ríete". Se me olvida que los mejores chistes son los que me tienen que recordar que son chistes. Mala mía. Déjame intentarlo de nuevo:

JA. QUE RISA. JA.


Acepto recomendaciones de películas y series "feel good" que no me hagan "feel" como una supervillana en su historia de origen. Con urgencia, que mi cerebro necesita serotonina.



Cariñitos tropicales y utopía de abrir Netflix sin perder la fé en la humanidad,


Patri Calderón de la Saga






Glosario de puertorriqueñismos (y/o calderondelasaguismos):


*tostao adj. = de "tostado": loco, excéntrico, descalibrado, que le falta un tornillo


*chichar v. = tener relaciones sexuales; coloquialmente, tirar, chingar, coger, follar, culear, singar — ya me entendiste


*zafacones m. = plural de "zafacón"

zafacón m. = recipiente en donde se tira la basura


*uatdefokería f. = de la expresión en inglés "what the fuck", que se utiliza para expresar indignación, sorpresa o estado de shock: el estado de haber vivido o presenciado un acontencimiento que jode de alguna de estas formas


*patabajo adj. = desmedidamente, sin filtros o sin control






27 views0 comments

Recent Posts

See All
Post: Blog2_Post
bottom of page